El camino de la revelación

Mi nombre es Marcela de Nordenflycht, fundadora de Aguas Nobles Nordenflycht, desde pequeña me interesó en profundidad entender las causas del sufrimiento humano, teniendo una infancia bastante plena, al observar la desdicha ajena, nació en mí el propósito de servir a los demás.

Así a los 16 años me inicié en Reiki hasta obtener la maestría Reiki Usui a los 17, el mismo año estudié Tarot para comprender ciertos arquetipos humanos y ya me había leído metafísica, vidas pasadas, hipnosis, meditaciones, interpretación de sueños y tanto más, principalmente, para intentar comprender distintas experiencias que me estaban ocurriendo, como viajes astrales, desdoblamientos y comunicaciones con los que ya han dejado el cuerpo humano.

Estudie Psicología, en una escuela con orientación psicoanalítica, flores de Bach, incursionando en el mundo de las emociones y su efecto en el cuerpo, luego Biomagnetismo médico, adentrándome en el cuerpo físico, campos magnéticos, PH y anatomía. 

Formé mi propio centro de sanación integral en el cual tuve el honor de ser partícipe en el proceso de sanación del alma y del cuerpo de un sin fin de personas, un regalo.

Tras más de 5.000 horas de atención clínica, me vine a vivir a Pichilemu, actualmente en Cáhuil. Frente al mar buscando un respiro, un descanso, junto a mi hijo.

Así, en 2 años de calma y de anonimato profesional absoluto, quise ampliar mi manera de llegar a la sanación, y pidiéndole a la vida y a Dios, comencé a soñar casi 3 meses seguidos con oro. Joyas de oro, cascadas de oro, aguas de oro, sin entender por qué soñaba con oro reclamé al cielo por respuestas y tuve una gran revelación:

Una hermosa canalización de la “Quinta esencia de los minerales” donde me explicaban con hermosas imágenes y audio perfecto el sentido del oro en la Tierra, su estado karmatico y sus bondades en lo espiritual y físico, por tanto.

 También me susurraron acerca de la plata y otros estadios minerales, dándome a entender el contexto mineral en el organismo y en la evolución del humano.

Debo contar que, en esos años, aparte de dictar talleres de autocrecimiento y de formación integral de terapeutas en la ciudad que había dejado, comencé a estudiar en fundación Daya y de manera personal la medicina de la planta cannabis, al elaborar aceite cannábico con excelentes resultados. Se comenzaba a instaurar en mi la pasión por la alquimia, envasar esencias, evaporar plantitas, tener mi mini laboratorio. Por eso no creo casual que luego venga a mí la “misión de hacer aguas”.

Tan impactante y maravilloso fue para mí que, desde ese día de la canalización y recepción del mensaje, comenzó mi investigación llegando al oro coloidal. Nace Aguas Nobles, como un regalo para mi alma en tanto seguir mi vocación de servicio en relación a la salud.

Un paso lleva al otro, y con perseverancia y fe Aguas Nobles ya cuenta con una amplia carta de clientes satisfechos y un equipo de trabajo que adoro, y que ellos también han encontrado sentido en lo que hacen.